En numerosas oportunidades se ha valorado en esta columna la decisión de distintas instituciones públicas o privadas de enseñar la técnica de primeros auxilios, de modo que las personas que hayan realizado ese aprendizaje puedan enfrentar con mayor solvencia aquellas situaciones de emergencia en las que se vea en riesgo la vida de una persona.


En tal sentido es coincidente la opinión de especialistas que remarcan la importancia de los trabajos de reanimación realizados fuera de los centros de salud por personas capacitadas, como fórmula clave para evitar los casos de muerte súbita. Se ha determinado, por ejemplo, que la práctica inmediata de reanimación cardiopulmonar aumenta de dos a tres veces la posibilidad de revertir los cuadros críticos.

Poco tiempo atrás se ponderó la política seguida en la Comuna local cuando dispuso enseñar la técnica de los primeros auxilios a los placeros. Ahora corresponde decir lo mismo de la preparación de unos 300 alumnos para atender las emergencias que puedan presentarse en áreas rurales de la Provincia, contemplada en los cursos dictados por la Escuela Agraria de la Universidad Nacional de La Plata, tal como lo consignó una nota publicada recientemente.

Fue así que adolescentes de entre 12 y 17 años de edad aprendieron no sólo técnicas de reanimación, asistencia en emergencias y otros conocimientos que les impartieron en la escuela Inchausti, sino también la resolución de eventualidades como ataques de avispas o picaduras de abejas con personas alérgicas. Durante la capacitación, que abarcó tanto a los estudiantes como a los docentes, se hizo hincapié especialmente en cómo actuar frente a casos de paros cardiorrespiratorios y shock anafiláctico por picadura de abeja.

Se ha ponderado siempre el hecho de que, más allá de acentuarse el valor de la prevención, resulta primordial que en la sociedad existan agentes entrenados para ofrecer una asistencia básica que permitan superar contingencias hasta la llegada del primer apoyo médico. Y ello ya no sólo ante casos de muerte súbita, sino frente a los diversos tipos de emergencias médicas que puedan presentarse.

Siempre se ha insistido, entonces, en la conveniencia de que se divulguen en la población conocimientos básicos de tipo médico, los llamados primeros auxilios, que son técnicas con las cuales podrían salvarse muchas vidas. Se trata de adiestrar a personas en las formas debidas para enfrentar y superar estas contingencias, tan frecuentes por otra parte, que se integren luego a las redes de defensa civil tan necesarias en la vida social.

Una capacitación de más personas en estas técnicas contribuiría, sin duda, a reducir sustancialmente la posibilidad de que se presenten derivaciones trágicas y permitiría contar con trascendentes recursos de apoyo a quienes, víctimas de algún súbito malestar o de un accidente, se encuentren en esos momentos indefensos e imperiosamente necesitados de auxilio.

Fuente:www.eldia.com.ar

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