El 70% de los maestros tiene problemas de voz


Los trastornos vocales representan la segunda causa de pedidos de licencias de los docentes bonaerenses. En general, deben elevar el tono por el alto nivel de ruido en las aulas y en el exterior por los los gritos de los alumnos.

Las enfermedades de la voz representan la segunda causa de pedidos de licencias de los maestros y profesores de la provincia de Buenos Aires. El mayor ejemplo de esta tendencia es la ciudad de La Plata, donde más del 70% de los docentes de escuelas públicas primarias y secundarias sufren trastornos vocales, según un estudio del Colegio de Fonoaudiólogos Regional de la capital bonaerense.
Según el relevamiento, realizado entre 800 docentes del distrito, un 60% desarrolla alguna patología de este tipo antes de los 5 años de comenzar a dar clases, y otro 10% llega a sufrirla en algún momento posterior.

Nora Dumm, fonoaudióloga de esa institución, explicó que “los profesores de educación física y de música son los que presentan mayor grado de afectación, con un importantísimo riesgo vocal”. La causa es la cada vez mayor afluencia de ruidos en el aula, tanto internos −generados por los propios alumnos− como externos, debidos a deficiencias edilicias.
Actualmente, los programas de estudio no incluyen técnicas para aprender a utilizar la voz. Alejandra Morchón, presidenta del Colegio de Fonoaudiólogos platense, puntualizó que “el problema aparece porque los docentes fuerzan su voz a un volumen por encima de su propia capacidad y en general no tienen una buena técnica vocal. Incluso hay profesores universitarios que al año de dar clases ya están con la patología”.
El Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de la provincia de Buenos Aires (SUTEBA) implementa desde hace 10 años un taller para el uso correcto de la voz en 127 distritos bonaerenses. Su secretario general, Roberto Baradel, sostuvo que “a tal punto preocupa que es una de las dos enfermedades que se reconocen como enfermedades profesionales, junto a la hepatitis. Reclamamos que se agreguen las patologías respiratorias y las várices”.
El tratamiento contra la disfonía requiere por lo menos tres meses de atención, lo que en algunos casos conlleva riesgos laborales. “Cuando los docentes se toman licencia por trastornos vocales, están obligados a atenderse grupalmente a través de una ART. Si quieren ser asistidos individualmente por un profesional de su elección no pueden acceder a la licencia, o bien deben pagarlo de su propio bolsillo, porque IOMA no los cubre”, afirmó Morchón.
Los especialistas recomiendan momentos de reposo periódicos, evitar estirar las frases y tratar de mantener la garganta constantemente hidratada a lo largo de la clase.
Fuente: www.elargentino.com

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