El retorno a la evaluación educativa

Qué hay detrás del anuncio para examinar a los alumnos de secundaria en lengua, matemática, ciencias y comprensión lectora. Se viene un censo de infraestructura.

Con perfil bajo y ante destacados pedagogos nacionales e internacionales, legisladores y sindicalistas docentes, el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco, anunció dos nuevas pruebas para evaluar la calidad de la enseñanza.

En lo que pareciera ser una acción más asimilable a la toma de decisiones macropolíticas que de exhibición de rankings, alumnos secundarios de quince años y los que cursan las últimas etapas de ese nivel serán examinados en lengua, matemática, comprensión lectora y ciencias.

La novedad es que este año el alumnado responderá el Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes (PISA), desarrollado por la muy cuestionada Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Entidades de maestros y algunos funcionarios resistían ese test, hasta hace poco, por su postura de considerar a la educación superior un bien transable o negociable.

Otra de las novedades será que el Operativo Nacional de Evaluación de la Calidad (ONE), que las veinticuatro jurisdicciones concretan desde 1993, revestirá carácter trianual. A partir de 2000, y por la crisis socioeconómica, su frecuencia era bianual y, anteriormente, anual.

La idea de extender la periodicidad, según Tedesco, apunta a evitar que, finalizada la tarea y mientras se procesan los resultados censales, deban iniciarse las acciones para el siguiente operativo.

Para tener un panorama de su aprendizaje a lo largo de la escolaridad obligatoria, el ONE tomará a los alumnos del último año del secundario.

PISA, mientras tanto, es un estudio sobre las capacidades para la vida --relacionadas con ciencias, matemática y lengua-- en estudiantes de 15 años.

En nuestro país, la muestra tiene representatividad nacional, aplicándose cuestionarios sobre factores de contexto asociados al aprendizaje.

Al momento de su inicio, el ONE fue una cuasi carrera o compulsa para ver qué sabían o cuáles eran los conocimientos de chicos de primaria y jóvenes de secundaria en un instante de su vida.

De tan pequeña instantánea se hicieron algunas apresuradas conclusiones sobre cuáles eran las "mejores" y "peores" jurisdicciones, quiénes encabezaban ránkings, cuántos alumnos podían entender consignas y otras cuestiones, con escaso análisis acerca de en qué contextos se desarrollaban ciertos aprendizajes o qué políticas oficiales debían corregirse.

"Esta información resulta no sólo un insumo para la toma de decisiones a nivel del diseño de políticas educativas sino que constituye un elemento valioso para mejorar la gestión institucional, las prácticas de enseñanza y los aprendizajes de los alumnos", señaló Tedesco.

"Llevamos diez años aplicando estas estrategias y eso implica que ya estamos en condiciones de chequear los mecanismos de evaluación. Por eso, proponemos las modificaciones censales en el ONE, la periodicidad trianual y secuenciarlo por nivel educativo", añadió.

El ministro también anunció que, desde el mes próximo, se hará un Censo Nacional de Infraestructura Escolar.

El relevamiento --que abarcará a 39.477 escuelas rurales y urbanas (28.471 estatales y 10.736 privadas)-- estará a cargo de estudiantes de arquitectura de universidades públicas, ejecutándose con datos y planos en forma digital.

No será un asunto menor conocer los espacios, ambientes o "climas" en que docentes, directivos y alumnos desenvuelven sus tareas.
Fuente:www.lanueva.com